La Universidad Blas Pascal determinó su huella de carbono
La Universidad Blas Pascal desde hace varios años ha incorporado a la sostenibilidad como uno de sus ejes transversales del Plan de Desarrollo Institucional y consecuentemente viene trabajando y realizando diferentes acciones y estrategias en sus funciones sustantivas, alineadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que forman parte de la Agenda 2030 de Naciones Unidas. Con el fin de reforzar su compromiso en esta materia realizó la primera determinación de su “huella de carbono institucional”.
La huella de carbono hace referencia a la cuantificación de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que genera una actividad o individuo, o bien una organización. La emisión de GEI proveniente de la actividad humana impacta directamente en el cambio climático produciendo calentamiento global.
La huella de carbono es una de las herramientas más simples, pero a la vez precisa, para conocer cuál es el impacto de la actividad institucional en el ambiente. De esta manera se miden los GEI emitidos en el accionar diario de la institución, permitiendo a futuro conocer con mayor detalle en qué rubros la Universidad está emitiendo más GEI posibilitando el desarrollo de políticas concretas para su reducción.
El calculó se realizó siguiendo la metodología GHG Protocol. El Protocolo GEI, conocido por sus siglas en inglés The Greenhouse Gas Protocol o GHG Protocol, desarrollado conjuntamente por el Instituto de Recursos Mundiales (World Resources Institute, WRI) y el Consejo Empresarial Mundial de Desarrollo Sostenible (World Business Council for Sustainable Development, WBCSD) y tomando como año base 2018-2019. No se determinó durante el periodo 2020 -2021, debido a que la pandemia generalizó el teletrabajo entre el personal de la institución.
En el registro de la huella se consideraron los tres niveles o alcances. Alcance 1: combustión para el funcionamiento de la calefacción, cocina, etc. (gas), combustión del generador eléctrico (gasoil) emisiones fugitivas: uso de equipos de refrigeración y aire acondicionado (HFC): Alcance 2 consumo eléctrico; Alcance 3: combustión móvil: desplazamiento, emisiones de proceso: consumo de papel.
La huella de carbono calculada fue de 778,9 Tn/CO2/ año representa 0.21 Tn/ CO2/año por miembro de la comunidad UBP (autoridades, docentes, PAS, alumnos) y el 0.05 Tn/ CO2/año por m2 cubiertos. A efectos comparativos, la huella de carbono de un argentino promedio es de 5.71 Tn/ CO2/año. Las actividades que más influyen en la generación de gases de efecto invernadero dentro de la UBP son el uso de la energía, consumo de gas envasado para calefacción y finalmente el transporte institucional.
Este indicador permite sentar las bases del estado real de las emisiones de la universidad, y sirve para determinar la efectividad de las medidas que ya viene implementando la universidad en materia ambiental y las medidas de mitigación que se implementen a futuro.
Algunas de las medidas que ya viene impulsando e implementando la universidad para reducir el impacto ambiental de su actividad universitaria son: designación de un presupuesto anual a la mejora de la eficiencia energética de los diferentes espacios, se trabaja en reducir la generación de residuos, en el recambio de tecnología, en planes de forestación del campus, en programas de concientización ambiental en su comunidad, entre otros aspectos.
El cambio climático se debe, en gran medida, a la actividad humana y es necesario que todas las personas nos responsabilicemos de las acciones para modificar los hábitos de vida y de consumo. En este sentido, la educación juega un rol esencial en la respuesta colectiva ante el cambio climático, ayuda a entender y abordar sus consecuencias, alienta a modificar actitudes o conductas y, además, prepara a los futuros profesionales para enfrentar y transformar la realidad ante el inminente impacto de este problema ambiental.
Estamos en situación de emergencia y crisis climática, y las universidades tienen que ser referentes y ejemplo.